En 1910 Luis del Valle dejó su trabajo en la orfebrería de su Valladolid natal, para junto a su mujer Luciana, establecer un taller de joyería, grabado y engaste en Gijón.
La segunda generación de DEL VALLE formada por sus hijas María Jesús, Blanca y Margarita crecieron aprendiendo el oficio y completaron su formación en prestigiosos talleres de la época en Madrid.
Su afán de crear piezas únicas y diseños exclusivos les hace viajar seleccionando las mejores materias primas.
Gracias a la dedicación de estas emprendedoras y valientes profesionales de la joyería, DEL VALLE, gana su reconocida reputación.
Ahora, con la tercera generación se mantiene intacta la ilusión y tradición propias de DEL VALLE.
Durante todos estos años de trayectoria, DEL VALLE, sin olvidar la tradición artesanal de sus orígenes, va incorporando nuevos procesos de fabricación y tecnología.
Creación y diseño con la máxima calidad y unos principios de ética y seriedad en cada actuación, definen la larga trayectoria de DEL VALLE.